
Ciudad oscura,
escenario de viles ficciones.
Vigilante suprema,
rígida selva de cemento.
Tus edificios son testigos
de escondida luz de luna,
que pálida ilumina,
los rostros de los transeúntes.
Figuras espectrantes te recorren,
hobres sin sombra,
personas sin rumbo,
almas perdidas.
Ciudad oscura,
junto a tí conocí el miedo.
Compañera que no duermes.
Enamorada empedernida.
En tus calles de penumbra
el murmuyo se silencia
y las sombras atormentan
las esquinas solitarias.
Tus paredes tienen pena,
respiras agitada.
Tu corazón palpita
y tu piel de piedra está dañada.
Buenos Aires,
ciudad oscura,
aunque sufra en silencio,
por las noches puedo oirte.
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