En un principio yo, soy sólo yo. Una don nadie. La nada misma. Sin mí, en la inmensidad del universo, las flores seguirán abriendo y los vientos soplando. Nada cambiará.
No soy más que una simple conocida para pocos y una gran desconocida por millones de personas. Mis ojos sólo pueden ver una pequeñísima fracción de lo que es el mundo. Hay sonidos que jamás escucharé, lugares a los que jamás iré y personas con las que nunca siquiera compartiré una misma habitación.
Mientras escribo esto, hay millones y millones de seres que nacen, crecen y mueren, sin que jamás hayan sabido de mi existencia.
Mi cuerpo posee una ínfima parte de las moléculas que conforman el universo. Soy menos que un cuatro de grano de arena en medio del más grande de los desiertos.
Incluso mi nombre, fue elegido azarosamente. Soy Vanina, pero bien podría haber sido Mabel, Juana, María, hasta podría haber sido un hombre. Soy sólo un capricho del destino.
En realidad, sólo algunos conocen mi nombre. Quizás usted se encuentre leyendo esto y de no ser por mí, no sabría como me llamo. Si se lo perdió, lo repito, soy Vanina, pero quizás usted prefiera algún otro, no me ofendo, dígame como más le plazca. Con suerte, tal vez me recuerde mañana.
¡¡¡Soy tan parecida a cualquier otro!!! No tengo ningún talento extraordinario, soy desordenada y me gusta dormir. Soy más ignorante que sapiente y estoy más ausente en la vida de todos, que presente en la mía propia. No soy demasiado buena para nada y soy torpe para muchas cosas (para qué le voy a mentir).
Sucede que soy nadie, ya le dije, la nada misma y sin embargo usted me sigue leyendo. En una de ésas, se pregunta qué hace perdiendo el tiempo con algo tan insignificante como yo. Pero continúa leyendo...se propone seguir leyendo hasta el final. Le intrigará saber qué quiero decir con todo esto y ciertamente, deberé disculparme con usted por generarle tanta expectativa, pero en realidad no quiero decir nada....y aunque quisiera no sé si le será relevante.
Tal como me presenté, soy nadie y en esta nada precisamente es donde usted se asemeja a mí. ¿Lo sorprendo?. Veamos...seguramente sin usted el mundo seguirá girando y la luz brillando. Aunque a mí, claro, me faltaría un lector. Alguien que como usted, se intrigue por esta nadie que soy. Alguien que entienda que somos muy pequeños, demasiado pequeños. Alguien que como yo, se sienta muñeco de un gran titiritero que se divierte con nosotros. Alguien que, sin embargo, desde su lugar, tiene sueños y que como ese alguien que es puede lograr cumplirlos.
En definitiva usted es alguien que, como yo, puede ver sólo pocas cosas del mundo, pero tiene el don de mirar a los ojos. Alguien, que escucha siempre las mismas voces, pero que disfruta con detenerse a oírlas. Alguien, que jamás conocerá algunos lugares del mundo, pero que siente que en su casa y con los suyos, posee el mundo entero. Alguien, que conoce sólo a pocos, pero que deja huella en sus corazones. Alguien, que puede lograr cambiar la vida de alguien con unas cuantas palabras. En usted está el poder de generar la vida y la muerte.
Usted, querido lector, que por ser alguien inexorablemente no es todos los demás, es capaz de enamorarse de otro alguien que, como usted, es único y se diferencia. Alguien, que algún día deberá darse cuenta de lo que vale, del lugar que ocupa en la vida de quienes lo rodean, por pocos que sean. Y discúlpeme si lo estoy incomodando al entrometerme de esta forma en su vida personal. Pero, ¿sabe qué?, mejor no me haga caso. No dé importancia a mis palabras, porque al fin y al cabo, quien le ha estado hablando, es nada más, que Nadie. Encantada.